Hace unos días un amigo de esos que compartió alguna vez, tiza, tablero y uniforme; refiriendose abiertamente en Facebook al bordado número 14 en la camisa blanca y verde del Atlético Nacional decía… «Oficialmente felicito a mis amigos hinchas del Atlético Nacional por su alegría al conseguir su estrella 14, a todos los demás hinchas, que se los coma el marrano»
En estos días (tres semanas) de decisiones dicotómicas que enfrentan a familiares amigos y cercanos para elegir la «mejor» opción entre las dos que quedan luego de una ardua fase previa de clasificación, he estado analizando la polarización que muchas personas generan a través de los medios sociales…
Me siento ignorante, me siento culpable, pero más me siento impotente… Ojalá la contienda fuera como un partido de fútbol, donde simplemente gana el más inteligente, el de mayor perrenque, garra o berraquera, pero no, esto de la democracia es como si el partido se definiera a punta de mensajes de texto o llamadas de los espectadores enfermos por acabar con uno de los dos equipos.
Esta es nuestra democracia, y desde la posición de este puño, haré -en lo posible- la tarea para que en los próximos 4 años el marrano no se acerque por lo menos por aquí.