Llorar a Megaupload? Creo que no es mi caso y tal vez no lo es para la mayoría de las personas cercanas, este infortunado suceso es -guardadas las proporciones- como llorar a un muerto por ataque de la guerrilla en ‘Perra Perdida’ Cauca o una víctima reconocida o no de este grupo al margen de la ley. ¿Por qué? Porque claramente no está cerca, no nos afecta. Aclaro no estoy comparando a los grupos al margen de la ley con el FBI jajajajaja Ups.
Mi más cercano contacto con este sitio es cuando quiero ver Películas en Cuevana, uno de los afectados con la muerte del sitio en mención, en teoría.
Para quienes no han entrado a Cuevana, este es un sitio donde el usuario puede ver casi todas las películas que se le puedan ocurrir, tengo que decir que no soy de esos que aman el cine arte y el cine no comercial, no soy de los que se quejan de cada película que sale en las salas y me veo todo lo que se me cruce. Pero ¿cómo sucede esto? Resulta que hay sitios de almacenamiento masivo como el extinto Megaupload y algunos otros más como se ve en la lista aquí abajo tomado de Bitelia que lo hacen posible.
Bitshare: un sistema muy sencillo para cargar y compartir archivos. No exige registro, los usuarios Pro pueden obtener espacio de hasta 10.000GB y pueden subir hasta 2GB cada vez. En el caso de las cuentas gratuitas la página elimina el archivo a los 190 días de no ser usado. El precio de la cuenta Pro es de 9,99 dólares al mes o 54,99 al año.
MediaFire: permite subir archivos de hasta 200MB sin registro y nos devuelve una dirección web para compartirlo si lo deseamos. El servicio premium elimina el límite de los 200MB. Su precio es de 9 dólares mensuales o 130 anuales.
Rapidshare: el más parecido al desaparecido Megaupload, Rapidshare permite subir archivos del tamaño que queramos y luego nos ofrece una URL para compartirlo. Requiere registro. El servicio premium mejora la velocidad del servicio y nos garantiza que los archivos nunca expirarán. Su precio es de 13 dólares mensuales o 130 anuales.
FileServe: subida de archivos de hasta 1GB de manera gratuita, en las cuentas premium aumenta hasta 2GB, obtienen más velocidad y les permite almacenamiento para siempre de los documentos subidos. Su precio es de 9,99 dólares mensuales o 69,99 anuales.
FileSonic: Ofrece a todas las cuentas almacenamiento ilimitado, con un tiempo de almacenamiento de 30 días y a velocidad limitada. Los archivos no pueden ser de más de 1GB. PAra desbloquear estos límites debemos pagar 9 dólares al mes.
Wupload: Un rival serio a considerar. Se trata de un servicio que ofrece cargas ilimitadas a todos los usuarios con archivos de hasta 10GB pero da un servicio de alta velocidad para los de pago por 9 dólares al mes o 55 al año.
HotFile: Junto a RapidShare uno de los más conocidos. Con la versión premium que cuesta 9 dólares al mes (55 al año) obtenemos descargas ilimitadas a gran velocidad. En estos casos permite hotlink o enlaces en descarga directa de 100GB mensuales.
videobb: Si buscamos una alternativa directamente orientada al mundo de las películas, vídeos y series videobb puede ser una gran alternativa. Requiere registro pero los usuarios gratuitos no tienen limitados el espacio, en cambio los premium por 10 dólares al mes obtendrán la máxima velocidad posible para subir o descargar vídeos y la eliminación de publicidad.
videoZer: Muy parecida a la anterior, al mismo precio, pero con condiciones algo más restrictivas. No requiere registro, los usuarios gratuitos tienen limitados el espacio a 500GB y 2GB de tamaño máximo de archivos, en cambio los premium por 5 dólares al mes obtendrán la máxima velocidad posible para subir o descargar vídeos de hasta 5GB.
Megashare: Cerramos la lista con este servicio web de bastante calidad, pues ofrece algunas funciones extra. En primer lugar los usuarios gratuitos obtiene alojamiento ilimitado de archivos de hasta 1GB de tamaño. Los premium no obtienen ningún tipo de restricción y el servicio anual es bastante barato, 39,99 dólares. Permite protección de archivos con contraseña y la generación de enlaces personalizados para compartir.
Cada vez que el usuario busca una película o serie, Cuevana muestra las fuentes o repositorios de esos archivos, el usuario elige desde cual de estos lo quiere descargar y listo, a ver películas piratas con una -en mi concepto- muy aceptable calidad sin pagar un centavo.
Cuando supe de la noticia, teclee rápidamente Cuevana.tv para ver que tantos títulos de los que pudiera escoger al azar estarían sin fuentes. ¿Qué hice? En el buscador, escribí una consonante y una sílaba al azar y esperé la recomendación listada, escogía una película o serie de la lista para revisar si tenía fuentes. Encontré que apenas el 15% de las películas que busqué no tienen fuentes disponibles, sin embargo para las series, la historia es diferente, el 90% de lo que revisé no tienen fuentes disponibles.
Supuse que la cuestión sería peor, pero tal como lo dice Enrique Dans en una reciente entrada de blog y que de alguna manera comenté también en un escrito llamado «¿Cómo te va en el baile? Ley de derechos de autor (Ley lleras) cuando estaba en furor el mencionado proyecto de ley.
¿Se va a vender más música o va a ir más la gente al cine porque se haya cerrado Megaupload? ¿Igual que cuando se cerró Napster en el año 2000, o tal vez más? ¿Cuántas pruebas son precisas para entender eso de las puertas y el campo, y que una red diseñada para resistir una guerra nuclear no puede bloquearse eliminando uno de sus nodos? ¿Se defiende a unos creadores que, en su mayoría, ya van sabiendo que ganan más cuando sus obras son primeras en los rankings de descargas, hasta el punto de que muchas veces son ellos mismos los que las suben ahí? ¿Se protege al ciudadano? ¿Se defiende la innovación? En realidad, esto solo defiende los intereses de quienes intentan controlar la red, sea para que sirva como canal de distribución para sus productos, o para controlar a quienes la utilizamos.
Más temprano que tarde encontraremos todos estos archivos en otros lugares o repositorios, la ecuación es clara, se necesitan nuevas reglas que permitan obtener beneficios a todos, cuanto tiempo más se necesita para ello? El modelo de Cuevana está entregando todo lo que queremos, como podemos hacer para que se paguen también derechos acordes y que todos se beneficien, seguro que se puede, lo pudo hacer Google con su negocio de publicidad y la teoría de Long tail, que por cierto aplica para casi todo lo que se hace sobre web.
Para terminar, también adjunto unas lecciones que se deben aprender de lo sucedido, tomadas de Periodistas 21
El mercado de los contenidos debe adoptar la innovación tecnológica y de negocio digital.
Está obligado a cambiar aumentando la oferta digital, acortando las ventanas de exhibición actuales para ofrecer los contenidos cuando concentran el interés de los consumidores y en un mercado de acceso total a través de varias plataformas y aparatos, de la televisión a los móviles.
Un mercado donde la propiedad ya no importa, lo valorado es el acceso y el uso.
Los consumidores buscan precios más baratos y más ajustados a su consumo. Hasta el punto de resignarse a peor calidad, esfuerzos y limitaciones técnicos o simplemente poder pagar suscripciones (como en el streaming legal) en lugar de micropagos y al revés, elegir sólo canciones (la revolución de iTunes) en lugar de álbumes completos.
La industria debe repensar la saturación de contenidos actual y cómo los comercializa.
La obra es la primera copia digital, mejor comercializarla. Cuando una obra está digitalizada no se puede detener su distribución. Mejor aprovechar la doctrina de la primera venta (first sale) y reconocer que es ineficaz restringir la distribución de contenidos y es mejor aumentar sus métodos y canales de distribución. Más derecho de participación (droit de suite) y menos exclusividad de explotación, ineficaz contra la distribución no autorizada.
Del canon digital a una licencia universal para rentabilizar los contenidos digitales.
La compensación equitativa a los autores de nuestras leyes condena a los ciudadanos a pagar indiscriminadamente por soportes u obras, o crea un impuesto privado que las gestoras de contenidos cobran a todos los ciudadanos, como ahora cuando el canon digital se paga con los Presupuestos del Estado.
Al desregular la copia y aceptar la imposibilidad de controlar la distribución es mejor aplicar una licencia universal sobre los contenidos a pagar por todos los comercializadores y distribuidores de las obras. Exigir ese pago debe ser la tarea de las autoridades, no amenazar con leyes sin suficientes garantías (ley Sinde, SOPA, etc.) que colisionan con los derechos fundamentales.
La penalización legal en ese escenario se aplicaría a quienes se lucren de mala fe sin someterse a un mercado abierto y sin más restricción que la debida compensación a cada eslabón de la cadena de valor.
Un pacto de honestidad entre autores, industria y consumidores.
Si se eliminan las barreras de distribución, se abre el acceso a todas las plataformas y dispositivos técnicamente preparados, se establece un sistema de licencias universal con precios competitivos -más competencia y arbitraje, más acceso a redes y contenidos, menos oligopolios y restricciones lo aseguran, como ha ocurrido en la telefonía móvil, por ejemplo- nadie debería violar esas condiciones de buena fe.
Por tanto los intereses de unos y otros coincidirían en un mercado abierto, sin posición de dominio excesiva de nadie. Los consumidores tendrían mejor información y más opciones para sus necesidades sin buscar atajos ni sumarse a una cultura de la irresponsabilidad que sólo conduce al abuso y la confusión.
Nota: Apoyo totalmente el negocio de Netflix, soy suscriptor, pero al lado de Cuevana lo comparo con Blockbuster hace unos años, porque no encuentro TODO lo que quiero, ¿qué hago? ¿Qué opciones tengo? y lo ‘peor’ de todo es que pagaría por un servicio como Cuevana lo mismo o más de lo que pago por Netflix.