En los días de descanso por cuenta de las tradiciones religiosas de nuestra patria, léase semana santa, decidimos con Deicy, luego de ver muchas veces pasar el gusano por la ciudad y planearlo entre los dientes por más de dos años, hacer el plan del Tren Turístico de la Sabana.
No voy a hacer un recuento del viaje, ni de como es el plan que en general estuvo bien, aunque claramente no vale la pena hacerlo en la «semana mayor» y mucho menos el viernes santo por razones que apenas creo que considerarán obvias… Escribo esto porque un pequeño «detalle» que pueden «apreciar» (para apelar al lenguaje de ventas popular urbano) en la foto que acompaña estas letras (ya no las acompaña porque lo perdí en el proceso de back up) fue la gota que rebosó mi vaso que contiene todos los recuerdos o souvenirs que he visto en todo el país en toda mi vida con uso de «razón»…
Faltando unos cuantos kilómetros para terminar el recorrido se acerca uno de los empleados del tren para anunciar la entrega de «un bonito recuerdo». Ese «bonito» recuerdo es un tipo de cruz sobre una «roca» que parece hecha de crema o chocolate por los detalles y formas pero no, es de algún tipo de polímero maloliente, poroso y tal vez lacado.
Y si, la gente puede hacer lo que le de la gana, las empresas que son un grupo de gente en general, también pueden ponerse de acuerdo para hacer lo que les de la gana, entre otras, cosas sin valor, pero lo que más me sorprendió es que para varios de los presentes la crucecita cobraba un increíble valor y mencionaban que la guardarían como si fuera un tesoro. Es cierto que a caballo regalado no se le pela, mira o se le revisan los dientes pero…
He visto tantas cosas tan mal hechas, tan feas, tan de mala calidad que me pregunto siempre POR QUÉ? Por qué encontramos gorditas de botero, murallas de cartagena, indias catalina, zapatos viejos, vírgenes, divinos niños, escapularios, rosarios, lámparas con conchas de caracol, relojes con imágenes de los lugares ícono, posters con relieve y toda suerte de «cositas» con acabados de la calidad de mis manualidades a los 5 años (bueno y tal vez la misma calidad ahora jajajaja)?
Suena gracioso, y no duden que lo es, sin contar con suerte, ya alguno de los personajes de Stand-Up Comedy locales tendrá algún show refiriéndose al tema (No es cierto @Linamayito?). Pero más allá de ser gracioso, esto denota dos problemas gigantes de nuestra patria. Uno que ya lo mencioné arriba, no nos interesa hacer las cosas bien y el otro que tal vez es peor porque promueve el anterior… Somos muy malos consumidores -me gustaría ver ese ranking-, los países que exijen menos a sus empresas y a sus productos, son aquellos que cosumen lo que sea, generalmente malo.
O mis queridos lectores, no les parece esta una situación familiar?, la gente compra cosas de mala calidad y queda conforme. Ilógico? si, sucede? Por supuesto. Es decir, tu sabes que pagas tres pesos por algo que no va a tener una vida útil conveniente (producto por ejemplo), pero como es el dinero que tienes y no hay para más, entonces aceptas que se dañe, se rompa o en últimas no funcione para lo que ha sido adquirido. Entoces, aceptamos el plato o bebida que no pedimos (mea culpa), el tornillo con el mismo diámetro pero más largo o corto del que queríamos, la tubería con el remiendo, porque el fontanero la corto más pequeña pero está debajo del lavaplatos, la aplicación del impermeabilizante sin el más mínimo sentido de estética entre otras cosas, para hablar de situaciones cercanas. Como país, aceptamos la ropa de bebé y juguetes que puede tener plomo, la carne que producimos que está a muchos años de entrar a los Estados Unidos, nuestro aceite de palma sin certificar, Aerofonti, nuestras calderas sin ASME, nuestros lácteos locales poco vigilados y en exceso informales, nuestros aceros más caros, etc.
Qué tal si dejamos de cargar con estas crucecitas? cómo país es complejo pero no imposible, muchas de estas cosas dependen de la ley (terceros de los que reservo mis comentarios, asediados por empresas poco productivas que quieren mantener a toda costa su mercado), pero como personas pensando en país, solo podremos hacerlo si cada uno pone ese granito de arena para exijirnos más desde la casa, tal y como lo escuché en estos días en territorio alemán «Si no lo vas a hacer bien, entonces no lo hagas».