Y… ¿por qué no?

Hace ya unos días llegó Olga a mi oficina, me contó que estaba muy interesada en la convocatoria de alistamiento de productos para el mercado exterior que estamos estructurando, me dijo que ese era su tema, que era lo que la apasionaba y que quería apoyar a Innpulsa Mipyme (entidad de la cual intento ejercer dos cargos, la coordinación y la gerencia encargada con un poco más de un año) en lo que fuera necesario.

Llamó mi atención porque ella esta hoy trabajando para las regiones, en temas que disfruta pero no logran quitarle el sueño como quisiera. Como en complicaciones poco me destaco, le dije que muchas oportunidades se abrirían si esperaba a que el proceso de transformación del Banco se consolidara, que mucha calma debía tener y que las presiones solo están en las cabezas que piensan en calor.

Como siempre, cuando algo me inquieta, comencé a hacer preguntas, sobre su formación, sobre sus conceptos, sobre como llegó a sentir ese gusto y esa pasión…  Al parecer di en el punto, como cuando te pica en la espalda y con ninguna de las posiciones que intentas con tus brazos alcanzas el lugar, pero lo necesitas y haces lo que sea para lograr sentir esa calma… Si, así creo que nos sentimos todos aquellos que queremos emprender algo, pero eso que pica, te pica en la mente, cada vez que te levantas, cada vez que algo te recuerda esa actividad, cuando sientes que por eso no dormirías…

Esa empresa que Olga quiere crear, es una empresa que el país necesita aunque no lo demande… que se necesita para crecer, para abrir los ojos y explorar nuevos mercados… O no?

El Ministerio de Comercio Industria y Turismo tiene como meta llegar a 30.000 millones de dólares en exportaciones no minero energéticas para el 2018, para lograrlo el país necesita más empresarios que quieran comerse el mundo… Para cualquier incauto esto no pasa de ser una frase sin acentos, pero compartiendo un tinto y las experiencias de la REI (Red de empresarios innovadores) con Hernán Ceballos (Secretario de Desarrollo Económico del Distrito Capital) me enteré que más del 70% de las pequeñas empresas bogotanas ni siquiera están viendo el comercio exterior como una posibilidad y que la ciudad está importando cada día más.

A pesar de que esto no es extraño, no significa que está bien, por eso, el Ministerio de Comercio Industria y Turismo y las entidades adscritas están alineando sus fuerzas e instrumentos para que los empresarios se «atrevan a competir». Esta es la oportunidad para esos empresarios que realmente sueñan con los mejores productos para los mejores consumidores*.

Así que quiero contarles que en pocos días Olga estará escribiendo pautas, consejos, tips y todo sobre como las empresas se deben preparar para exportar alimentos y mucha, mucha crítica a la reglamentación para que empresarios y entidades interesadas en que Colombia deje de ser un país de consumidores a los que no les importa la calidad de los productos locales pero veneran los foráneos, se pregunten y por qué no?

*Obviamente esos consumidores no están en Colombia, si estuvieran aquí, las normas para nuestros productos no serían lo que son

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